Un universo de símbolos

Las implicancias del mundo virtual

 

MembresíaPara bien o para mal, no captamos el mundo tal como es. La cruda realidad se nos escapa. Siempre estamos reinterpretándola mediante la interfaz simbólica de nuestra mente. De hecho, somos los únicos seres que tenemos la suficiente capacidad para representar simbólicamente la realidad. El lenguaje, no es otra cosa que la cadena de símbolos con la que construimos otros nuevos. “La primera actitud del hombre ante el lenguaje fue la confianza: El signo y el objeto representado eran lo mismo”, cita Octavio Paz.

Miremos la imagen que acompaña este artículo. Ahora analicemos: ¿Cuántas singularidades ocurrieron en una fracción de segundo al procesarla? ¿Cuántas asociaciones propias y heradadas de pautas culturales atravesaron nuestra mente en este acto? Solo pusimos en movimiento nuestra cadena de representaciones simbólicas, es decir virtuales, para intentar asir la obra.

Entonces, sabremos que la experiencia virtual nos acompaña desde siempre y que es parte constitutiva de nosotros. Aprender, siempre fue una construcción a partir de representaciones, de fragmentos, como ladrillos simbólicos con los que levantamos nuestros edificios de conocimiento.

Los desafíos de la formación virtual no difieren de los desafíos de la formación tradicional. A medida que la tecnología nos abarca, se borran los límites que llevaron a la confusión de tomar como sinónimos a lo virtual con lo irreal. Simplemente comenzamos a confiar en estas representaciones que se integran a nosotros como un nuevo camino para llegar al mismo destino que el buscado en aulas concretas.

 

TICs: implicancias del mundo virtual:

La palabra virtual proviene del latín virtus, que significa fuerza, energía, impulso inicial. Así, la virtus no es una ilusión ni una fantasía, ni siquiera una simple eventualidad, relegada a los limbos de lo posible. Más bien, es real y activa. Fundamentalmente, la virtus actúa.

Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) son las protagonistas de nuestro tiempo para el desarrollo de la sociedad del conocimiento. Impactan en todas las áreas de actividad y también determinan nuevos acuerdos y canales a través de los cuales establecer la comunicación entre nosotros. Por ende nos modifican y cambian nuestras pautas culturales.

Lo virtual nos obliga a renunciar al apoyo de las apariencias, de nuestras percepciones. Nos exige una atención más organizada y también un cambio en las concepciones clásicas de la enseñanza. “Lo virtual nos obliga a volver a ser cazadores, a perseguir lo real en bosques de símbolos”. (Gámez).

Algunas de las dimensiones que se habilitan en una plataforma a distancia:

- Nos habilitan a una nueva manera de personalización en el trato con el expositor/a y con los compañeros.
- Toda aparición como participaciones se da de forma meditada y sin estrés.
- Nuestro papel activo no se limita a recibir información, prueba de ello son todas las herramientas de participación que existen.
- La instrucción es personalizada.
- Se borran las nociones de distancia y ámbito a la hora de capacitarnos. La capacitación se vuelve un “estado” al que ingresamos.
- Se adapta el aprendizaje a horarios personales.
- Lejos de alejarnos, es posible el relacionamiento entre pares y con los expertos.
- Los cromogramas se cumplen.
- Existe mejora de la calidad de adquisición y circulación de conocimientos.
- Se ahorra tiempo y dinero.
- Cada uno es protagonista de su propio proceso formativo.




Imagen: Basquiat y Warholl: Ailing Ali in fight of life.
Autor del artículo: Tematics